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jueves, 27 de enero de 2011

Nos mean y encima tenemos que decir que llueve...

Dicen que lo de ser revolucionario, va con la edad.... En verdad no creo que vaya tanto con la edad (y lo digo yo que soy jóven), sino con los contínuos atropellos que se producen desde la clase política y otras instituciones constitucionalmente institucionalizadas (valga la redundancia) como los sindicatos o las entidades financieras. Me explico.

Elevar o no la edad obligatoria de jubilación, esa es la cuestión. Esta es la cuestión que se ha estado debatiendo durante las últimas semanas en tertulias radiofónicas, televisivas, Comisiones Parlamentarias y el propio Pleno del Congreso de los Diputados.
Unos dicen que son medidas necesarias por el aumento de la esperanza de vida (que no de la calidad de vida) de los españoles, otros porque el sistema de pensiones no sería viable de aquí a veinte años, otros esgrimen la posibilidad alternativa de fondos de pensiones privados para complementar las pensiones de jubilación, uno de los pilares fundamentales del Estado de Bienestar. Todo tipo de razónes plausibles se nos han dado para modificar esta edad de jubilación. Todo tipo de razones fundamentadas siempre en la estaticidad, es decir, en la inmutabilidad de que sean los trabajadores y las clases más desfavorecidas los que siempre carguen con las principales reformas que tienen como función "salvaguardar" la estabilidad presupuestaria. Una más de tantas.

Me resulta asqueante que tanto los sindicatos, como la mayoría de los políticos, sobre todo los de los dos grandes partidos "nacionales" (cada día dudo más que pueda aplicárseles tal calificativo ya que ni tienen vocación nacional al tener cada uno sus propias sucursales e intereses territoriales, asi como haber hecho de la democracia una partitocracia)vean como una medida exitosa un serio recorte de derechos de los trabajadores (otro más de los muchos que llevamos).




Echemos cuentas. Si para jubilarse a los 65 años una persona debe haber cotizado 38.5 años, el resultado es tener que comenzar a trabajar a los 26 años y medio. Sin embargo aquí entra otro factor, y bastante importante a tener en cuenta desde mi punto de vista, que impedirá que todo aquél que no haya empezado a trabajar antes de esas edad pueda jubilarse a la misma edad que nuestros abuelos, abuelas, padres y madres: El desempleo juvenil.
Si el paro entre los menores de 30 años es de aproximadamente del 50%, diganme señores políticos que persona que haya realizado estudios universitarios, incluyendo mínimo un master y pasando de curso por año, va a poder jubilarse a los 65 años. ¿Quién? Se lo diré yo, ninguno.
La volatilidad laboral así como la precariedad de los contratos para jóvenes hará que está medida sea redonda para las arcas estatales, ya que una escasa minoría tendrá trabajo de manera continuada desde esa edad hasta su jubilación. Eso teniendo en cuenta que no quieran realizar un doctorado en otro Estado para poder cualificar aún más su fuerza de trabajo y dotar de mayor valor añadido su fuerza de trabajo.

Esto también explíqueselo a aquellos trabajadores que dentro de unos años, por las cíclicas crisis de la economía capitalista se vean abocados al desempleo durante un tiempo, que esperemos sea mucho menor al que muchisimas personas llevan desempleadas durante esta. Suma y sigue.



Como he dicho, esto es un negocio para las arcas del Estado, esas arcas que llenamos los trabajadores y pequeños y medianos empresarios en gran medida, pero cuyos fondos terminan pagando pensiones vitalicias de expresidentes; pensiones privilegiadas como las de diputados y senadores; coches oficiales para cualquiera que tenga el ego suficiente para considerarse el ombligo del mundo, desempeñando un cargo discreccional de la administración estatal, autonómica o local; subvenciones millonarias para unos sindicatos que no representan ni defienden a los trabajadores (sino diganme que tasas de afiliación poseen en relación a la población activa y empleada); así como rescates millonarios para la banca. Que millones para rescatar bancos y cajas de amiguitos si tenemos, pero para mejorar las pensiones de trabajadores que han estado toda su vida trabajando y ganando una miseria, tenemos que exprimir a los futuros pensionistas hasta la última gota de tuétano.

Siempre terminamos pagando los mismos, siempre terminamos resignándonos a las decisiones que se toman desde una burbuja cada día más alejada del ciudadano de a pie de calle. Pero espero que llegue un día en que los ciudadanos dejen de ser masas de carne alienadas por el futbol, la Esteban y facebook o tuenti y salgan a la calle por lo que de verdad importa (no que ganemos el mundial de futbol), los derechos de las personas.

Nos mean y encima tenemos que decir que llueve....

lunes, 27 de septiembre de 2010

La decisión es tuya

A un  día de la primera Huelga General que se realizará en las últimas dos legislaturas, la quinta desde el comienzo de la democracia, muchos ciudadanos, y sobre todo, muchos trabajadores no tienen claro si apoyar esta o no. Yo todavía tampoco.

La Huelga General convocada por la Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CC.OO.), los principales sindicatos españoles, posee como lema “Así, no”, una huelga convocada primeramente contra la Reforma Laboral aprobada por el Gobierno, pero que posee otras lecturas si profundizamos en varios de sus elementos.

La Reforma Laboral aprobada poseía varios puntos clave:
-    Contratos indefinidos con indemnización por despido improcedente de 33 días de salario por año trabajado como único modelo de contrato laboral indefinido, eliminando el contrato indefinido de 45 días de salario por año trabajado.
-    Una empresa puede despedir a un trabajador de forma “procedente” por motivos económicos, siempre y cuando alegue pérdidas o “disminución persistente (que no se aclara bien cuanto tiempo es) de su nivel de ingresos”.
-    Aumento de la flexibilidad interna en la empresa a través de la facilitación de reducción de jornadas, conllevando la reducción del salario del trabajador, que compensa esa pérdida salarial con parte de la prestación por desempleo. Se facilita además el descuelgue salarial por parte de las empresas.
-    Se da entrada a las Empresas de Trabajo Temporal (ETT), entidades privadas, en numeroso ámbitos, con la función de organizar, asesorar y colocar a los desempleados.

Aquí no entraremos en discusión sobre si esta Reforma Laboral es acertada o no, ese debate quizá ya pasó o incluso retorne con el tiempo. Ese es el motivo que los principales sindicatos, CC.OO. y UGT alegan para llevar a cabo esta huelga. Sin embargo esta Huelga General, se ha convertido en mucho más. Se ha convertido en un tira y afloja entre el Gobierno, los principales sindicatos, la oposición y los ciudadanos. Cuatro actores con distintos objetivos, con distintas motivaciones. La Huelga General no solo posee un frente de ataque hacia el Gobierno, sino que puede ser un arma de doble filo para los sindicatos, así como una herramienta más de desgaste hacia el Gobierno por parte de la oposición.



- Zapatero y la cohesión social:
Uno de las bondades que el Presidente ha pregonado durante sus dos legislaturas, y que por eso hasta entonces no se había llegado a una situación de Huelga General, ha sido la “cohesión y paz social”. Un diálogo constante tanto con sindicatos como con la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), patronal, que ha marcado los pasos previos a la toma de decisiones relevantes en materia laboral, aunque en la decisión final el Gobierno no hiciese mucho caso a ninguna de las dos organizaciones en lo que a medidas se refiere.
Para el Gobierno, sobre todo para Zapatero y su “cohesión social”, esta huelga significa en primera instancia un fracaso de su política de cohesión, pero sobre todo un fracaso de su política económica, ya que los datos macroeconómicos no son nada halagüeños. Sin embargo el mazazo que reciba el ejecutivo dependerá en gran medida no tanto de la gente que no acudirá a trabajar, ya que los servicios mínimos están garantizados por Ley o en su defecto, Decreto Ley, sino por el apoyo ciudadano que la huelga perciba. De la cantidad de no solo trabajadores, sino de ciudadanos de todas las edades que acudan a las manifestaciones.
De ahí que esta huelga los sindicatos no solo hayan querido implicar a trabajadores, sino a los jubilados, a las amas de casa, a los estudiantes. Un seguimiento masivo de la huelga a pie de calle confirmaría, más aún, el descrédito y la impopularidad que ha cosechado el Gobierno por la gestión de la Crisis Económica.


- Los Sindicatos y su legitimidad como actores sociales:
Es bien sabido que el boom de las “descontrataciones”, como ahora se llama a los despidos, curioso esto de la perversión del lenguaje, se produce entre enero del 2008 y los primeros cuatro meses de 2009, destruyéndose más de un millón de empleos y llegando a superar los 3.500.000 desempleados registrados por el INEM (sin contar los que se encontraban haciendo cursos, que recordemos, no se contabilizan como parados). Es ciertamente, como definirlo, inquietante que durante un período en el que se han destruido más de un millón de empleos y la sangría de trabajadores parece no tener fin, los sindicatos que decían representarlos y defenderlos no se movilizan con cierta repercusión hasta Diciembre de 2009, cuando ya quedaba poco para alcanzar los 4.000.000 de parados, bajo el lema “Que no se aprovechen de la crisis, el trabajo lo primero, por el diálogo social”. Una manifestación que los sindicatos preveían multitudinaria pero que rozó unas cuotas de participación mucho menores de las esperadas. Esta manifestación ya dejó claro una fuerte disonancia entre sindicatos, trabajadores, parados y ciudadanos. Las críticas a los sindicatos llovían desde numerosos flancos. Su legitimidad como representantes de los trabajadores estaba en entredicho.
Es sin embargo en esta huelga, cuando los sindicatos juegan, no se podría decir que el todo o nada, pero si su legitimidad como actores sociales, su capacidad como futuros interlocutores con la suficiente fuerza como para influir en las decisiones que tome el gobierno, así como en la evolución del movimiento sindical español, pues claramente esta legislatura ha estado marcada por una creciente desconfianza y pérdida de imagen por parte de los sindicatos. Todo esto unido a las cuantiosas subvenciones recibidas por parte del Gobierno, que han conferido en ciertos sectores una imagen de “vendidos”, promovida sobre todo por la derecha conservadora.
Bien es sabido que si la convocatoria es un estrepitoso fracaso no habrá dimisiones a la vista, ningún español que ocupe cargo relevante y fracase en el intento lo hace, sin embargo el liderazgo de Cándido Mendez e Ignacio Fernandez Toxo quedaría en entredicho.

- La oposición y la huelga:
Ha sido claramente visible, sobre todo durante esta última legislatura la falta de ideas que posee el principal partido de la oposición en cuanto a iniciativas legislativas y reformas laborales (que no beneficien a un claro sector del binomio capital-trabajo, claro está), quizá porque parte de estas ya se estaban llevando a cabo por parte del Gobierno, espoleado por los indicadores económicos internacionales, la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Es un tema interesante de reflexión, el cómo un Gobierno deja de lado su programa político para con los ciudadanos que lo eligieron (aunque indirectamente) por un programa político a favor de los organismos económicos internacionales, aunque estos, directamente no tengan nada que ver, aparentemente, con la continuidad del mandato. Sin embargo lo dejaremos para otro día.
El Partido Popular (PP) no apoya la huelga públicamente, eso dicen sus dirigentes de cara al ciudadano, esgrimiendo que “es perjudicial para el país que la recuperación económica se detenga en plena crisis”. Así por ejemplo Alicia Camacho la define como: “el principio del fin de Zapatero y Montilla” apartándose de esta y mostrando la Huelga General en todo caso, como una revuelta de la izquierda contra el Gobierno socialista y sus políticas, donde ellos no participan directamente, pero se frotan las manos porque el seguimientos sea generalizado
Cuanto mayor desgaste sufra el Gobierno de Zapatero, sobre todo si es por las bases a las que dice representar, mejor para Rajoy y los suyos. Un equipo que aún en la peor crisis económica de la historia de la democracia española, no es capaz de mostrar una imagen de alternativa clara y eficaz frente al “desgobierno” que sufre la nación.

Por otro lado Izquierda Unida (IU) se posiciona claramente a favor de esta Huelga General como organización, mientras que otros partidos tales como Convergencia i Unió (CiU) que entiende la huelga aunque no la comparte (claro ellos ayudaron a aprobar la Reforma Laboral), el Partido Nacionalista Vasco (PNV) que anda enredado en asuntos de casa entre los que destacan los tejemanejes de favores para volver a la Lehendakaritza así como con la resolución del conflicto vasco y su “Alderdi Eguna” y Unión Progreso y Democracia (UPyD) que deja al libre albedrío de sus seguidores el secundar esta huelga o no.



- Los ciudadanos y su derecho a la huelga:
Está recogido en la Constitución Española que cada ciudadano posee el derecho fundamental de huelga, siendo este tanto activo, es decir, a realizarla cuando crea conveniente, como pasivo, a trabajar cuando la huelga sea convocada. Por lo que sería importante matizar que la vulneración del derecho de huelga tanto imponiendo la realización de esta, como impidiéndolo sería un acto en contra de los derechos que emanan directamente de la Constitución de 1978, que aunque sea imperfecta, ¿Qué no lo es?, es la única que tenemos por el momento. Por eso desde aquí el respeto de los ciudadanos que deseen secundar la Huelga al derecho que tienen otros ciudadanos de no secundarla.



Los ciudadanos, ¡Hay los ciudadanos….! ¡Esa masa en que los partidos se sumergen en épocas electorales para no volver a bañarse en cuatro años! Ya he comentado anteriormente que el triunfo real de la Huelga General de mañana no se verá en la cantidad de comercios cerrados, que aunque visiblemente importante, manejable, pues cada institución dará la cifra que más le convenga, sino en el apoyo popular que las manifestaciones de las distintas provincias obtengan de los ciudadanos de toda clase. A ello se han dedicado los sindicatos durante los últimos días, a arengar a todas las clases sociales, a todas las edades para que se movilicen. Desde actores a jubilados, desde estudiantes a profesores, desde funcionarios a obreros. Todo apoyo cuenta ya que una participación y seguimiento de la Huelga escasos, debilitarían la posición de estos de forma considerable y fortalecería, o al menos desgastaría poco más, la imagen del ejecutivo.

Es aquí cuando entra en conflicto mi decisión sobre secundar o no la huelga. Tengo dos opciones a priori como ciudadano/a, el de apoyar a unos sindicatos que tanto yo como otros tantos miles de ciudadanos creemos que solo nos representan cuando representan los intereses de los trabajadores (sus trabajadores internos para ser más exactos) o no acudir a esa huelga por estar en desacuerdo con estos, pero que a vistas afuera sería un asentimiento a las políticas de un Gobierno que dícese socialista, pero que de socialista solo veo en él las siglas del partido que lo encumbró al poder. Una dicotomía claramente difícil. Apoyo a unos malos sindicatos o apoyo, no explícita pero sí tácitamente, a un Gobierno todavía peor…

Quizá deba ir a la manifestación, pero a una manifestación encabezada por ciudadanos, ciudadanos trabajadores y ciudadanos que hayan perdido su trabajo, con una pancarta que diga: “No al empleo precario, a unos sindicatos peores y al recorte de derechos por parte del peor de los Gobiernos”.
Lo meditaré con la almohada.



Firmado:

Un ciudadano asqueado como tú