lunes, 28 de marzo de 2011

A dos meses de las elecciones...

Esta mañana el diario Público traía la última encuesta electoral. Publiscopio comienza a ser uno de los indicadores referentes para aquellos que seguimos las tendencias electorales asiduamente.




El primer dato relevante que observamos es que a celebrarse elecciones a día de hoy, el Partido Popular ganaría con una amplia ventaja (43.5% del PP frente al 30.2% del PSOE), algo que viene siendo una constante desde Marzo del 2009. Sin embargo la distancia entre los dos grandes partidos se ha reducido, aunque de manera insustancial, separándoles este mes 13.3 puntos de estimación de voto frente a los 13.7 del mes pasado. Ambos caen en la estimación de voto. Esto puede deberse a varios factores entre ellos:

- El Partido Popular ha tocado techo entre su electorado, encontrándose este alrededor del 45% de la intención de voto. Es dificil que este partido pueda crecer mucho más. Su electorado es de los más fieles de España, quizá el que más y por esa razón la mayoría de las veces siempre obtiene unos resultados electorales muy similares. Por otro lado la figura de Rajoy puede no dar más de sí y la desidia que se siente frente a Zapatero no se canalice en intención de voto hacia el PP desde el PSOE, sino que vaya a otras formaciones como Izquierda Unida o Unión Progreso Y Democracia.

- El Partido Socialista no remonta debido al agotamiento que sufre Zapatero. La figura del Presidente sigue siendo un lastre, estando peor valorado que Rajoy (3.5 y 4.3 respectivamente), y solo su salida del PSOE y colocar a una cara nueva al frente de esta formación (aunque fuése la de Rubalcaba)supondría un aumento de la intención de votos de manera segura. El descrédito de Zapatero tanto nacional como internacional es el principal factor que puede hacer al PSOE hundirse todavía más, a expensas de la resolución del Caso Faisán, que en caso de salpicarle puede restarle bastante credibilidad y legitimidad.

SI observamos la imagen, más abajo podemos ver como Izquierda Unida (IU) es la fuerza que más sube en un mes, sobre todo por la vuelta de voto desde el PSOE, luego Unión Progreso y Democracia (UPyD que aumenta un punto intermensual y solo después el Partido Nacionalista Vasco aumenta su estimación de voto en una décima.
Esquerra Republicana (ERC) sigue manteniendo un mal resultado bajando su intención de voto de 0.9 a 0.6, mientras que otras formaciones como Convergencia i Unió (CiU) desciende una décima (de 3.8 a 3.7) y el Bloque Nacionalista Galego (BNG) sigue manteniéndose con el mismo resultado (1.3)

El panorama electoral no cambia a grandes rasgos. El multipartidismo polarizado sigue imperando y en caso de trasladarse a las municipales algunos de los indicios de esta encuesta en clave nacional, el voto del castigo al PSOE en las autonómicas y municipales de Mayo (como elecciones de segundo grado), puede ser determinante en aquellos territorios donde siempre ha existido una ventaja ajustada por alguno de los dos partidos.

Seguiremos observando...

miércoles, 23 de marzo de 2011

Las dudas acerca del futuro de Libia.


Las protestas de Libia comenzarían dos meses después que en su vecino Túnez de manera muy similar a como comenzaron en este Estado o en Egipto. Las oportunidades políticas, tras la caída de Mubarak y Ben Alí, parecían que favorecían un nuevo derrocamiento popular. El de Gadafi.

Sin embargo, aunque primeramente pareciese a los ojos de muchos que estas protestas podrían triunfar también, donde antes sus vecinos triunfaron, no tuvieron en cuenta el control férreo de Gadafi sobre quizá, el poder coercitivo estatal de mayor importancia, el control férreo que Muamar el Gadafi poseía sobre el ejército Libio. En las anteriores protestas vimos como una vez que el ejército decidió no intervenir y mantenerse neutral, las protestas, sin una represión por parte del Estado aumentaron progresivamente tanto en número como en intensidad. Pero en Libia la postura del ejército ha sido clave para que el proceso de transición democrática se enquiste y tome tonalidades de guerra civil. Una guerra civil donde los insurrectos, en este caso, los que pretenden una apertura del sistema represivo de Gadafi, poseen una peor formación militar, así como un equipamiento claramente mejorable. Solo el factor sorpresa les haría ganar terreno hacía Trípoli durante los primeros días de insurrección. El tiempo que la familia Gadafi tardaría en organizar al ejército y a sus seguidores.

Gadafi comenzaría a retomar y a reprimir toda insurrección sin piedad alguna, desdeñando el número de vidas que para ello fuese necesario llevarse por delante, quizá su error más grave, pues si su contraataque hubiera sido mucho más selectivo en vez de dar rienda suelta a la maquinaria bélica libia, quizá la comunidad internacional hubiera tenido muchas más reticencias de intervenir en Libia. De esta forma, Gadafi en pocos días se plantaría en las puertas del bastión rebelde, que unido a su mayor capacidad militar y de recursos (generalmente utilizado para la compra de armas y contratación de mercenarios que permitiesen mantener a flote su régimen) hacía que el futuro de los insurrectos pintase bastante oscuro.



Es en este punto del conflicto cuando la siempre tediosa y lenta ONU decide tomar cartas en el asunto mediante la aprobación de una Resolución de su Consejo de Seguridad el 17 de Marzo de 2011.
Según esta  Resolución los principales objetivos de la intervención armada son:
1.       Un inmediato cese del fuego y un fin completo de la violencia, ataques y abusos sobre los civiles.
2.       Subrayar la necesidad de intensificar los esfuerzos para encontrar una solución que responda a las demandas legítimas del pueblo libio e iniciar las reformas necesarias para encontrar una solución pacífica.
3.       Se demanda a las autoridades libias cumplir con sus obligaciones bajo el Derecho Internacional Público, incluyendo el derecho humanitario internacional, los derechos humanos y la ley de refugiados, tomando las medidas para proteger a los civiles en sus necesidades básicas, permitiendo un acceso rápido a la asistencia humanitaria.

Para estos tres objetivos fundamentales se ha llevado a cabo una zona de exclusión aérea, un embargo de armas, prohibición de vuelos procedentes de Libia a despegar, aterrizar o sobrevolar cualquier territorio nacional sin la autorización expresa del Comité de Naciones Unidas, congelación de activos financieros de las autoridades libias y la creación de un panel de expertos que tendrán como principal función aconsejar a las Naciones Unidas en el proceso libio.



La Resolución de Naciones Unidas en ningún momento plantea la deposición Gadafi del ejecutivo Libio, lo que a posteriori puede ser el principal impedimento. Gadafi ya ha declarado que si deja Libia será con los pies por delante y conocido el historial de acciones que Muamar ha llevado a cabo a lo largo de toda su historia, es un secreto a voces que esta historia solo tiene dos finales posibles. Uno es que las fuerzas internacionales encabezadas por la OTAN y tras una nueva Resolución de la ONU (principalmente debido al recrudecimiento del conflicto armado intralibio) vea como única posibilidad para que esta primera Resolución se cumpla, el que sea necesario deponer por la fuerza a Gadafi (en este caso y según declaraciones del afectado todo apunta que será más muerto que vivo) empantanando todavía más la situación en Libia y la posición de los Estados que participan en esta ofensiva (de primeras con carácter humanitario pero que pocos dudamos que sea así por mucho tiempo) o por otro, que muy poco probable, el conflicto se apacigüe, desembocando en reformas políticas que remotamente pudiera tener éxito, ya que no solo sería necesario un cambio de líder en Libia, sino que sería necesario cerrar la brecha que se ha abierto entre los ciudadanos libios, cosa que no es siempre fácil y que puede enquistar y hacer todavía más perdurable el conflicto en el tiempo, aunque sea intramuros y de manera más latente.

El conflicto libio a corto plazo no tiene una perspectiva muy favorable para ninguno de los actores implicados en él. Seguramente antes de ayer no fuese la última vez que veremos a Zapatero en el Congreso, pidiendo el apoyo para la actuación española en Libia. Existirá una próxima. Sin embargo mientras, los que sufren, tienen miedo, huyen de sus casas, pierden sus seres queridos, pasan hambre y dejan atrás toda una vida comienzan estos días un periplo que esperemos dure lo menos posible.