La geografía política ha sido durante mucho tiempo una materia considerada como “maldita” por numerosos autores, ya que tuvo influencias teóricas en el pensamiento nacionalsocialista (ejemplo de ello es el concepto de Lenbensraum creado por el geógrafo Friederich Ratzel). Esto haría que el estudio de esta materia, que comenzaría a finales del siglo XIX, se estancase tras la II Guerra Mundial. No sería hasta la década de los 60 del siglo pasado cuando la Geografía Política toma un nuevo impulso.
Uno de los aspectos fundamentales de la Geografía Política, es que esta está sometida a la historia. Es por tanto tetradimensional, es una relación del espacio atravesado por el tiempo.
A esta característica se le añadiría más tarde la aportación teórica de Immanuel Wallerstein y su teoría del Sistema-Mundo como unidad de análisis.
Según Wallerstein, la característica principal de un sistema social es la división del trabajo que en ella existe, explicando que un minisistema social “es una entidad en la que existe una división del trabajo completa y un único marco cultural” pero que esto no es posible dado a que existen multitud de marcos culturales. Argumenta por tanto la existencia de un único sistema denominado Sistema-Mundo, que posee una única economía, Economía-mundo, que define como una totalidad con una única división del trabajo y múltiples sistemas políticos y culturales. Una división internacional del trabajo que hace que existan zonas geográficas que se especializan en la producción de un bien determinado.
Wallerstein dice que ya en el siglo XVI existía un capitalismo que denomina como “agrario” y que posteriormente sería “mercantilista” e “industrial”. Esta idea está presente también en el debate que se produce entre André Gunder Frank y Ernesto Laclau, sobre si en el siglo XVI existía ya el capitalismo o Sistema-Mundo. Laclau defendería la existencia del feudalismo, mientras que Gunder Frank defendería que el sistema productivo era capitalista asociado a otras formas organizativas distintas a las contemporáneas.
Wallerstein dice que la división internacional o sistémica del trabajo tiene lugar en diferentes regiones geográficas del mundo. Y que dentro de este Sistema-Mundo existen zonas no tanto geográficas, pero sí funcionalmente divididas en tres categorías:
- Periferia: Se caracterizan por ser Estados débiles, con poca capacidad de maniobra política y económica en la escala internacional. Estos Estados se especializan en la producción de mano de obra y bienes que poseen un bajo nivel tecnológico (Europa Oriental y las Américas).
- Centro o núcleo: Estados que se centran en la economía que precisa mayor especialización. Son Estados fuertes, con capacidad para imponer sus decisiones a otros Estados. Nunca un Estado ha sido capaz o ha poseído la potencia suficiente para obtener autoridad sobre el área geográfica que acompañaba al Sistema-Mundo, apareciendo el Imperio-mundo, un sistema que se encontraba unificado políticamente.
Existen varias acciones que un Estado clasificado como fuerte puede realizar:
o Intervenir en el mercado-mundo para ayudar a productores domésticos.
o Competir militarmente con otros Estados.
o Realizar tareas estatales eficientemente.
o Organizar el aparato del Estado para funcionar correctamente.
o Establecer acuerdos estables con sujetos de la clase capitalista.
Los Estados del centro reciben materias primas de los Estados de la periferia y semiperiferia para posteriormente devolverlos a estos bienes con un valor añadido a un precio mucho mayor.
- Semi-periferia: Se especializa en productos industriales de alto coste.
Los Estados de la semiperiferia juegan un papel fundamental en el Sistema-Mundo y es que hacen que este sea mucho más estable su existencia, ya que deshace la polarización del Sistema-Mundo, de manera que los Estados del centro no se deben enfrentar a los semiperiféricos y periféricos juntos. Estos Estados ocupan una posición intermedia en términos de fuerza estatal. Estos exportan bienes al centro y a la periferia, de manera que posteriormente recibirán bienes como mano de obra y con bajo nivel tecnológico desde la periferia y bienes con un alto valor añadido desde el centro.
Un claro ejemplo de este modelo lo podemos encontrar en el libreo de Eduardo Galeano, “Las venas abiertas de América Latina”. En el observamos como el comercio triangular entre Inglaterra como Estado del centro, que tomaba personas de África (periferia) para venderlas como esclavos en América Latina (Semiperiferia) a cambio de materias primas que permitían la acumulación de capital a su vuelta a Inglaterra (centro), permitió la creación de la máquina de vapor y por tanto el desarrollo de la industrialización.
Otros teóricos como Arrighi, mantienen que la base de la explotación de los países de la periferia por parte de los del núcleo o centro se basa en la explotación desigual. Mientras, otros autores como Dunn o Robinson añadirán que los Estados del centro poseen una estructura ocupada por capitalistas (bloque de poder) que apoyan esta explotación de la periferia, mientras que en esta periferia, el bloque de poder, va a estar interesado en la permanencia de unos bajos salarios para mantener una cantidad elevada de exportaciones hacia el centro. Dunn además añade que la plusvalía extraída de la periferia ha jugado un papel importante en la pacificación del centro, donde se ha producido un ajuste en las relaciones de poder creándose una armonía entre capital y trabajo.
Según Wallerstein el Sistema-Mundo se caracterizaría por una apropiación del excedente o plus-valor de toda la economía-mundo por las áreas centrales. Esta apropiación del plus-valor debe realizarse por los dueños de los medios de producción en las relaciones que establecen con los trabajadores.
Por tanto, resumiendo lo anterior, podemos decir que el Sistema-Mundo de Wallerstein se basa en:
- Una maximización del beneficio y la búsqueda de una ventaja competitiva hacia la eficiencia.
- La búsqueda de una continúa acumulación de capital.
- La explotación del trabajo por los propietarios de los medios de producción.
Una vez comprendemos que existe una economía-mundo integrada en el Sistema-Mundo, donde se desarrollan todos los procesos globales, autores como Taylor y Flint proponen tres escalas diferentes para analizar esta realidad. Estas escalas proporcionan una escala geográfica vertical. Estas son:
- Internacional o global (realidad): Se la denomina realidad ya que contiene al resto de las escalas y constituye el total del sistema o Sistema-Mundo.
- Nacional o estatal (ideología): Es una imagen deformada de la realidad. Un filtro representado por el Estado que filtra la influencia de la realidad sobre lo local.
- Local o de la experiencia (experiencia): Sería la escala en la que vivimos a diario. Para los Estados del centro será un ámbito urbano, mientras que en la semiperiferia y la periferia será un ámbito rural.
Este modelo no propone tres sistemas separados, sino un único sistema (Capitalismo) que se manifiesta en tres escalas.
Debemos tener en cuenta los componentes del Sistema-Mundo a la hora de analizar este. Existe un componente económico que es el capitalismo, basado en relaciones de explotación de los propietarios de los medios de producción sobre los trabajadores, produciéndose una división del trabajo a nivel sistémico.
Otro componente es el componente social. Este componente podemos desglosarlo en clases sociales por un lado, que definen sus relaciones en función de los medios de producción, existiendo por tanto trabajadores y propietarios, mientras que por el otro encontramos los grupos de status, compuesto por otras características que permite configurar fracturas sociales en torno a distintos elementos como pueden ser la cultura, la lengua, la religión, el género,…
El último componente es el político. Los procesos económicos no pueden darse sin procesos políticos. Las relaciones en el Sistema-Mundo se basan en la competitividad y la desigualdad intentando cada actor maximizar su poder respecto a los otros. Un pilar fundamental de este componente será la violencia ejercida a través de las fuerzas militares en las distintas guerras, que según explica Dunn, poseen tres características fundamentales:
- Las guerras entre Estados centrales ocurren cuando uno de estos busca ganar influencia sobre el sistema internacional.
- Las guerras son utilizadas para aumentar su movilidad en el sistema-mundo y mejorar su status.
- Las guerras son utilizadas para reestructurar las relaciones de poder entre los Estados centrales y periféricos.
Así la periferia se encuentra forzada a participar en la economía-mundo en términos favorables al capitalismo, siendo dominados por la economía, fuerza militar y la fuerza de los gobiernos de los Estados centrales.
Los Estados, como he señalado, juegan un papel fundamental como actores del Sistema-Mundo. Arrighi definirá estos como contenedores de poder. Un término que utiliza para poder diferenciar las distintas características de los Estados y la evolución de estos en el tiempo. Siendo por tanto los Estados la expresión política del proceso de acumulación, pero en vez de acumular capital, se acumula poder.
Si observamos la historia, podemos comprobar que en su transcurso siempre ha existido un actor internacional que ha sobresalido sobre el resto, un Estado que poseía la hegemonía en el Sistema-Mundo. Wallerstein comenta que esta hegemonía es el resultado de un proceso cíclico de las potencias que componen del centro.
Esta hegemonía se basa en que las empresas de un Estado poseen una ventaja simultánea en relación a las de otro Estado en tres sectores distintos, agro-industrial, comercial y financiero. Sin embargo la hegemonía de un Estado no se da permanentemente, sino que varía. Según Wallerstein esta variación ha ocurrido tres veces en toda la historia, señalando a Holanda en el siglo XVI como potencia hegemónica, en el XVIII a Inglaterra y en el XX a Estados Unidos. Todos ellos han poseído analogías entre sí. Estas coincidencias son:
- Ambas han poseído una ventaja simultánea con respecto al resto de Estados.
- Al ser los actores más eficientes en los tres sectores antes nombrados, promueven el liberalismo como modelo económico, que acarrea una apertura de fronteras por parte del resto de actores para que sus productos, más competitivos, posean una mayor expansión y obtengan más beneficio sus empresas.
- Ambas son vencedoras de guerras mundiales (en las que participan los principales actores del Sistema-Mundo y que producen una importante destrucción material y social). Estas guerras son utilizadas como acto político para dirimir los enfrentamientos entre candidatos a esa hegemonía.
- Estos actores son potencias militares con un gran ejército terrestre y marítimo.
- Toda potencia hegemónica se ha unido o asociado con la inmediatamente anterior.
Por tanto, con estas características, podemos decir que las hegemonías son cíclicas, entrando en crisis periódicamente, siendo por tanto las crisis un hecho consustancial al Sistema-Mundo capitalista. Estas, abrirán la posibilidad de nuevas configuraciones sistémicas.
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